La primera sección del metro, llamada Metropolitan Railway realizaba inicialmente un trayecto entre Paddington y Farringdon Street, conectando varias estaciones de ferrocarril con el centro de la capital Inglesa.
Esta línea se convirtió en el primer trayecto de ferrocarril
subterráneo de pasajeros del mundo. El primer día de servicio 40 000 pasajeros utilizaron el
novedoso medio de transporte; la frecuencia de los trenes era de 10
minutos. La línea fue ampliada muchas veces a lo largo de la historia; para 1880 ya la
usaban hasta 40 millones de pasajeros al año, y en 1884 se finalizó la Circle Line.
El desarrollo de locomotoras eléctricas permitió la construcción de
túnenes a mayor profundidad de la que permitía la técnica del muro
pantalla utilizada hasta ese momento. Además, se mejoraron las técnicas
para la construcción de túneles a gran profundidad puesto que al no usar locomotoras de vapor no se necesitaban vias de salida para el gas.
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